· Boda de Marina y Mike



Marina y Mike querían una boda memorable. Aunque viven en Suiza y Mike es de Sudáfrica, el gran día se iba a celebrar en España, tierra de la novia. ¡Necesitaban ayuda! Y la encontraron :) Formamos equipo y nos pusimos manos a la obra para construir su gran día. Iba a ser una boda Wednesday llena de detalles, muy cerca de la playa, elegantísima y conocíamos la ciudad ideal: Marbella. Invitados venidos de diferentes partes del mundo, una cuidada decoración y muchísima atención a los detalles marcarían esta impresionante boda junto al mar. 

Tras un intenso viaje de prospección dimos con el lugar perfecto: El club de playa del espectacular Hotel Los Monteros, La Cabane. Tras una ceremonia religiosa en la imponente Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación se daría paso a una cena de gala y una gran fiesta donde los smokings, las joyas, los claveles blancos y el champán serían los protagonistas.

Marina lució un diseño de Rosa Clará de aires griegos en blanco roto, confeccionado en tul de seda y con un bonito escote en V cruzado que le daba un look sencillo a la vez que sofisticado. Lo acompañó de un velo amantillado también de tul de seda que le daba un toque muy español. A los pies, unos preciosos peep toes de Jimmy Choo en color champagne que cambiaría más tarde por unas Pretty Ballerinasdel mismo color. En cuanto al peinado, optó por un moño bajo de estilo italiano con una trenza a modo de diadema y para el maquillaje, confió en su amiga Melissa Roncal, gran profesional del sector, que además de maquillarla para la ceremonia, la retocó para la cena acentuando sus ojos, labios y uñas.

  
En la iglesia, las únicas joyas que llevó fueron su maravilloso anillo de pedida, -el modelo Soleste de Tiffany-, que Mike le compró en Nueva York y unos pendientes antiguos de su madre. Para la cena, los cambió por unos pendientes largos de brillantes, rubíes y zafiros, y un brazalete también de brillantes y rubíes, regalo de su madrina. El bouquet era una sencilla composición de rosas en tonos amarillos y rosa, obra de Las Flores de Reding.


 Para la ceremonia, Mike eligió un clásico chaqué oscuro con chaleco en color crema que contrastaba con su corbata en rosa pastel. El boutonniere, un conjunto de rosas de pitiminí amarillas, las mismas que llevaba Marina en su ramo. Para el cocktail y la posterior cena, cambió el chaqué por un elegante smoking cuya curiosidad residía en la pajarita blanca, ¡era de porcelana! 

  
 El elemento común, unas clásicas alianzas de la firma española Suárez.


Para la ceremonia religiosa, Marina lo tenía muy claro, la imponente Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación no podía encajar mejor en el caracter clásico de la boda.

Como marca la tradición, Marina se hizo de rogar unos minutos a la hora de entrar a la Iglesia. Mientras, los invitados esperaban su entrada impacientes.


Una vez finalizada la ceremonia, desplazamos desde el casco antiguo de la ciudad a los  invitados hasta el lugar donde tendría lugar más tarde el cocktail y la cena de gala. Mientras tanto, los recién casados aprovecharon la oportunidad que las calles de Marbella les ofrecía, para hacerse unas preciosas fotos, obra del prestigioso fotógrafo Jeremy Standley.


Los invitados iban llegando a La Cabane a la par que el sol iba cayendo para disfrutar de un glamuroso cocktail. Para entrar en materia, los camareros, uniformados de traje oscuro y gafas de sol al más puro estilo James Bond, los fueron recibiendo mientras se ofrecían pajaritas, claveles blancos y por supuesto, champagne. El cocktail fue amenizado en todo momento por un excelente cantante que interpretó canciones de Frank Sinatra. Era el ambiente idóneo para el gran día de Marina y Mike.


Ya entrada la noche y con La Cabane más bonita que nunca, los invitados tomaron su asiento, -que descubrieron a través de unos lazos de colores-, para disfrutar de una riquísima velada aderezada con emotivos y divertidos discursos.


Al final de la cena y para sorpresa de todos los asistentes, Chucho Valdés, amigo de los padres de la novia, interpretó un mini concierto que hizo las delicias de todos los presentes.


 Concluida la cena, llegó el baile y la fiesta. Tras lanzar el ramo entre sus amigas solteras, Marina desveló a Mike la gran sorpresa que venía guardando desde hace meses: el regalo de sendas tablas de surf con mensaje personalizado. Como podéis imaginar, ¡Mike se quedó sin palabras! Ahora sí, ¡podía empezar la fiesta!

Marina y Mike, ¡os deseamos lo mejor!



Wednesday

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