· ¡Nos hemos mudado!


 

Pues sí, llegó el día.  
Este es nuestro último post en el Blog de Wednesday pero no queremos que suene a despedida porque no lo es. El lunes 4 de marzo os citamos en El Baúl de Muselina, ¡nuestro nuevo blog! Ya sabéis que los comienzos, aunque sean buenos y se cojan con muchas ganas, suelen ser complicados así que esperamos veros a todos por allí y sentir el mismo apoyo que hemos recibido durante todo este tiempo

Ahora podéis encontrarnos aquí:



 
Wednesday
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· Boda de Vera y José María



Vera y José María querían una boda que incorporara las influencias de tres culturas bien distintas: por parte de ella, la rusa y la americana y por parte de él, la española. La historia de la pareja y las circunstancias que los rodeaban les llevaron a contactar con nosotras. El reto era grande: diseñar y organizarles la boda con tan solo 5 meses de antelación y con una única visita a Madrid antes de la boda.

De todos los lugares que barajamos para albergar la ceremonia y la posterior celebración, finalmente se decantaron por un espacio regio y clásico que a su vez guarda un toque de modernidad. Sus salas diáfanas, permitían definir la boda desde cero, algo que tanto Vera como José María buscaban. Además de ser espectacular, está idealmente situado en el centro de la capital y esto era un gran punto a favor. Había invitados de todas partes del mundo y que el lugar estuviera tan bien comunicado, facilitaba mucho las cosas.

Todas las imágenes de la boda son obra de Ais Fotógrafos, que supieron recoger los momentos más especiales de todo el día y captar la espléndida luz de otoño.


Vera estaba impresionante. Lució un elegantísimo modelo de Pronovias en encaje que se ajustaba perfectamente a su espléndida figura. Lo acompañó de un bolero de pelo natural y una mantita tradicional rusa que su familia guardaba con mucho cariño desde hace generaciones. Las joyas preciosas y clásicas completaban el look.
El estilismo destacó los rasgos de Vera con un maquillaje delicado y un recogido bajo con raya a un lado, todo con un aire vintage muy años 20. 

José María llevaba un traje confeccionado a medida en la sastrería Suitz y un prendido en la solapa elaborado con una cala blanca, la misma flor con la que estaba hecho el ramo de la novia, pero en diferentes tonos, ambos obra de Mar de Flores.



Una experiencia nueva en las bodas españolas pero ya muy asentada en las americanas, es el First Look (primera mirada). Consiste en captar en imágenes el instante preciso en el que los aún novios se ven por primera vez el gran día, antes de la ceremonia. Este encuentro entre Vera y José María fue, según la pareja: “un momento muy intenso y emocionante que siempre recordaremos.”

 
 Tras el First Look, la pareja caminó hasta el Parque del Retiro, donde aprovecharon los increíbles colores otoñales del paisaje y la luz del temprano atardecer para pasear y disfrutar de su mutua compañía antes de convertirse en marido y mujer.



La ceremonia tuvo lugar en una solemne sala y se ofició en tres idiomas: español, inglés y ruso. Hubo lecturas de amigos y familiares y las alianzas tuvieron un momento especial al ser portadas por un niña en una cajita tradicional rusa. Toda la ceremonia estuvo amenizada por un gran cuarteto de cuerda que interpretó un repertorio clásico. 

Para remarcar el aire mágico del momento y resaltar la alfombra y el tapiz de la sala, propusimos una decoración basada en el color blanco con pétalos de rosa a lo largo del pasillo. Todas las flores de la boda corrieron a cargo de las fantásticas manos de Mar de Flores, que supo captar todas las ideas y transformarlas en creaciones maravillosas. 

 
 

Terminada la emotiva ceremonia, los novios e invitados pasaron al jardín que lucía precioso lleno de farolillos y donde el cuarteto interpretaba piezas más ambientales. Del cocktail y la cena se encargó el catering Medems, que acertó de lleno con los gustos tan exquisitos y multiculturales de las familias. Hubo cortadores de jamón de Joselito y chocolate con churros como representación española. El postre fue una tarta rusa Napoleón, que seguía fielmente la receta de la madre de Vera. Una mezcla fantástica.

  
Aprovechando la fecha tan otoñal en la que nos encontrábamos -20 de octubre-, y que a Vera le encantan los colores que definen esta estación del año, propusimos aprovechar los tonos ocres, marrones, naranjas, rojos y carmesí para diseñar toda la decoración. Los centros florales bajos de calas en composición con musgo y velones, se mezclaban con los de ramas adornadas con orquídeas, velitas y frutos silvestres, creando un bosque de otoño dentro de la propia sala del banquete. También se jugó con la iluminación para crear un ambiente acogedor y tenue, con focos que acentuaban los centros de cada mesa y los tapices que adornaban las paredes.  

Un punto diferente es que se dispusieron las mesas en círculo para dejar la pista de baile central. ¡Quedó todo espectacular! 



El carácter viajero de los novios jugó un papel importante y lo marcaron creando un hilo conductor ideal para ellos: vintage travel. La papelería de Cayetana Soroa ilustró el panel de invitados en forma de un mapamundi de 1910, los menús recordaban a las cartas del antiguo servicio postal con sellos rusos y los meseros mostraban globos aerostáticos.


Como colofón, ideamos un bodegón con globos terráqueos, correspondencia y postales antiguas, aviones y maletas vintage donde se colocaron las alpargatas que regalaron a las invitadas. También vestimos cada aseo con un kit de amenities creadas para la ocasión con mucho mimo por Nice Party


Wednesday

* Fotografías: AIS Fotógrafos

* Montaje: Wednesdaywp
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· Boda de Laura y Tim



Laura y Tim son una pareja entrañable y muy especial, y así fue también su gran día. Cuando los conocimos, un año antes, nos encantó la idea: nos enfrentábamos al reto de organizar una boda 100% anglosajona pero con un marcado sabor español. Se casaron por primera vez en una ceremonia íntima en la ciudad de Laura (Austin, Texas), pero sabían que su boda por todo lo alto iba a tener lugar en España, su actual lugar de residencia y país donde se conocieron. Buscaban un venue con mucho encanto e historia que dejara boquiabiertos a sus invitados llegados de diferentes partes  del mundo. Nos lo pusieron fácil: con esas premisas Los Claustros de Ayllón (podéis recordar la entrada que les dedicamos, aquí) parecía el lugar perfecto para ellos. Y así fue.

Todo comenzó el viernes 3 de agosto. Organizamos una cena divertida e informal, typical Spanish, en plena Plaza Mayor de Madrid, donde las familias y mejores amigos de la pareja pudieron degustar nuestros platos más típicos. Tras esta divertida velada fue momento de retirarse a descansar al Hotel Palace, donde Laura pasaría su última noche como soltera. ¡Y llegó el gran día! Los novios y su séquito de bridesmaids y groomsmen se desplazaron hasta Segovia para instalarse en el fantástico hotel de Los Claustros, donde iban a prepararse para el gran momento.

El Marco Rojo estuvo presente desde el inicio para poder captar cada momento. El resultado: unas instantáneas espectaculares.


Durante todo el día, Laura contó con la ayuda de sus amigas más cercanas, convertidas en damas de honor para la ocasión. Compartieron con ella cada momento y estuvieron presentes desde los preparativos, viendo cómo iba transformándose en una radiante novia. Del estilismo de Laura y sus damas de honor se encargó Manuel, de La Caja de Maquillaje. ¡Las dejó impresionantes!. En cuanto al vestido, la novia escogió un romántico modelo de Pronovias que según ella fue "amor a primera vista". Lo acompañó de un velo, un adorno joya, unos preciosos Jimmy Choo y unos pendientes y una pulsera que le prestó su madre. 



Mientras, Tim y sus amigos, ajenos al jaleo que se vivía en la habitación de las chicas, se preparaban y brindaban con su champagne favorito. Todos llevaban unos elegantes chaqués de La Trajería.


Como ya os adelantamos hace unas semanas, Laura y Tim decidieron verse momentos previos a la ceremonia. Podéis ver el reportaje completo de su first look, aquí.
Como todas las parejas que se atreven con el First Look, recuerdan este momento como mágico, único y uno de los más especiales del día.


Y llegó el momento de la ceremonia, alojada entre las preciosas ruinas del convento. Con todos los invitados ya presentes, el séquito de bridesmaids y groomsmen ubicados y Laura preparada, Tim se colocó en el principio del pasillo para recibir a su novia y, juntos, poder caminar hasta el altar. La decoración, preciosa en tonos blancos y verdes encajaba a la perfección con el tierra de la antigua estructura y el azul del cielo de aquel día de agosto.

 El oficiante, amigo de los novios, se encargó de dirigir una ceremonia emotiva y divertida que se ofició en su totalidad en inglés, idioma común a todos los presentes. Una vez realizado el intercambio de anillos y concluida la ceremonia de la "wine box" (Laura y Tim introdujeron en una caja de madera una carta dedicada al otro y una botella de vino, con la que brindarán dentro de 5 años mientras leen y recuerdan las palabras que escribieron este día tan especial), los recién casados dejaron el altar a la vez que sus invitados les lanzaban confeti de flores ¡Estaban radiantes!



Para celebrar la reciente unión y empezar a abrir boca, Vatelia había preparado un suculento cocktail compuesto de multitud de aperitivos y varios corners de queso, sushi y jamón frente a la alberca de la finca. Mientras disfrutaban del rico aperitivo, los invitados tuvieron tiempo de dejar unas palabras en el libro de firmas y descubrir el número de su mesa a través de unas originales acreditaciones deportivas diseñadas especialmente para la boda, haciendo un guiño a la profesión de Tim: periodista deportivo.


Con la puesta de sol, el salón lucía en todo su esplendor y dejaba entrever a través de su imponente cristalera las increíbles ruinas del convento. Elegimos sillas chiavari en color chocolate, mantelería color crema y decoración floral y papelería en tonos morados y malvas, los favoritos de la novia. Quedó precioso y muy elegante, ¿no creéis? 


 Siguiendo el hilo deportivo que se comenzó con las acreditaciones, Laura y Tim decidieron hacer de su aparición en el salón una entrada triunfal en toda regla, muy a lo NBA, con speaker y presentaciones incluidas. Así, uno a uno, damas de honor y testigos fueron entrando al salón al ritmo de Kids, by MGMT. ¡Fue divertidísimo!

La cena estuvo amenizada con discursos por ambas partes y como se puede observar en  las fotos de El Marco Rojo, podemos asegurar que los invitados se lo pasaron de maravilla y los novios estaban pletóricos: "The whole day was magical. It definitely seemed like everything went by so fast. I was really pleased that all the guests had a wonderful time!", nos comenta Laura.


Finalizada la cena, llegó el momento más goloso, y abrimos nuestra fantástica mesa dulce, genialmente decorada con flores silvestres y velas. En ella, se encontraba la deliciosa torre de cupcakes de vainilla y chocolate con frosting de philadelphia (obra de la genial Paula, de Cream Bakery) que iba coronada por una pequeña tarta sobre la que hicieron el corte. 


Ahora sí, llegó el momento de lanzar el ramo y dar comienzo a la fiesta.
"La discoteca" se instaló en el refectorio, antiguo comedor de los frailes, donde Laura y sus amigas abrieron el baile con una divertida performance. Tras este momentazo, Tim entró en escena para bailar junto a su ya mujer "Never tear us apart", de INXS.


Además, en otra zona de El Claustro, cercana al baile, se montó el photocall con un atrezzo súper variado que dejó fotos tan divertidas como éstas. 


Desde aquí, deseamos lo mejor a Laura y Tim. ¡Gracias por compartir con nosotras este año de trabajo y emociones y dejarnos vivir junto a vosotros este fantástico día!

Wednesday

* Fotos: El Marco Rojo

* Montaje: Wednesdaywp

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· Boda de Marina y Mike



Marina y Mike querían una boda memorable. Aunque viven en Suiza y Mike es de Sudáfrica, el gran día se iba a celebrar en España, tierra de la novia. ¡Necesitaban ayuda! Y la encontraron :) Formamos equipo y nos pusimos manos a la obra para construir su gran día. Iba a ser una boda Wednesday llena de detalles, muy cerca de la playa, elegantísima y conocíamos la ciudad ideal: Marbella. Invitados venidos de diferentes partes del mundo, una cuidada decoración y muchísima atención a los detalles marcarían esta impresionante boda junto al mar. 

Tras un intenso viaje de prospección dimos con el lugar perfecto: El club de playa del espectacular Hotel Los Monteros, La Cabane. Tras una ceremonia religiosa en la imponente Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación se daría paso a una cena de gala y una gran fiesta donde los smokings, las joyas, los claveles blancos y el champán serían los protagonistas.

Marina lució un diseño de Rosa Clará de aires griegos en blanco roto, confeccionado en tul de seda y con un bonito escote en V cruzado que le daba un look sencillo a la vez que sofisticado. Lo acompañó de un velo amantillado también de tul de seda que le daba un toque muy español. A los pies, unos preciosos peep toes de Jimmy Choo en color champagne que cambiaría más tarde por unas Pretty Ballerinasdel mismo color. En cuanto al peinado, optó por un moño bajo de estilo italiano con una trenza a modo de diadema y para el maquillaje, confió en su amiga Melissa Roncal, gran profesional del sector, que además de maquillarla para la ceremonia, la retocó para la cena acentuando sus ojos, labios y uñas.

  
En la iglesia, las únicas joyas que llevó fueron su maravilloso anillo de pedida, -el modelo Soleste de Tiffany-, que Mike le compró en Nueva York y unos pendientes antiguos de su madre. Para la cena, los cambió por unos pendientes largos de brillantes, rubíes y zafiros, y un brazalete también de brillantes y rubíes, regalo de su madrina. El bouquet era una sencilla composición de rosas en tonos amarillos y rosa, obra de Las Flores de Reding.


 Para la ceremonia, Mike eligió un clásico chaqué oscuro con chaleco en color crema que contrastaba con su corbata en rosa pastel. El boutonniere, un conjunto de rosas de pitiminí amarillas, las mismas que llevaba Marina en su ramo. Para el cocktail y la posterior cena, cambió el chaqué por un elegante smoking cuya curiosidad residía en la pajarita blanca, ¡era de porcelana! 

  
 El elemento común, unas clásicas alianzas de la firma española Suárez.


Para la ceremonia religiosa, Marina lo tenía muy claro, la imponente Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación no podía encajar mejor en el caracter clásico de la boda.

Como marca la tradición, Marina se hizo de rogar unos minutos a la hora de entrar a la Iglesia. Mientras, los invitados esperaban su entrada impacientes.


Una vez finalizada la ceremonia, desplazamos desde el casco antiguo de la ciudad a los  invitados hasta el lugar donde tendría lugar más tarde el cocktail y la cena de gala. Mientras tanto, los recién casados aprovecharon la oportunidad que las calles de Marbella les ofrecía, para hacerse unas preciosas fotos, obra del prestigioso fotógrafo Jeremy Standley.


Los invitados iban llegando a La Cabane a la par que el sol iba cayendo para disfrutar de un glamuroso cocktail. Para entrar en materia, los camareros, uniformados de traje oscuro y gafas de sol al más puro estilo James Bond, los fueron recibiendo mientras se ofrecían pajaritas, claveles blancos y por supuesto, champagne. El cocktail fue amenizado en todo momento por un excelente cantante que interpretó canciones de Frank Sinatra. Era el ambiente idóneo para el gran día de Marina y Mike.


Ya entrada la noche y con La Cabane más bonita que nunca, los invitados tomaron su asiento, -que descubrieron a través de unos lazos de colores-, para disfrutar de una riquísima velada aderezada con emotivos y divertidos discursos.


Al final de la cena y para sorpresa de todos los asistentes, Chucho Valdés, amigo de los padres de la novia, interpretó un mini concierto que hizo las delicias de todos los presentes.


 Concluida la cena, llegó el baile y la fiesta. Tras lanzar el ramo entre sus amigas solteras, Marina desveló a Mike la gran sorpresa que venía guardando desde hace meses: el regalo de sendas tablas de surf con mensaje personalizado. Como podéis imaginar, ¡Mike se quedó sin palabras! Ahora sí, ¡podía empezar la fiesta!

Marina y Mike, ¡os deseamos lo mejor!



Wednesday

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· Boda de Vicky y Juan




Vicky y Juan son una pareja que desde el principio tenía muy claro que su boda tenía que ser moderna y vanguardista, en un espacio minimal y nada clásico. Ellos son así y no podían tener una boda diferente, así que todos los elementos debían seguir esta tónica. Por eso organizamos su boda en uno de los lugares más modernos y exquisitos de Madrid,  que aparte de contar con una cocina maravillosa, su finca ajardinada e instalaciones de líneas puras en cristal lo convierten en el lugar perfecto.
Las fotografías corrieron a cargo de la genial fotógrafa Sara Lobla, de My Janajan Photography, recogiendo los instantes más preciosos del día.


El novio, con un traje a medida de la sastrería Suitz, estaba impecable y rompía la formalidad con un forro lleno de banderitas de la Union Jack. 


Vicky, con un Manuel Mota para Pronovias de seda natural que marcaba su preciosa figura y un tocado birdcage que adornaba su pelo, un look muy años 40.
El equipo de Lorena Morlote se ocupó del peinado y el maquillaje, el resultado: una novia brillante. Un sencillo abanico de nácar fue el sustituto ideal del ramo de flores de la novia, ya que ella no quería llevar flores, sino un complemento más moderno que fuera con su personalidad.


Entre los árboles y la gran fuente central tuvo lugar la ceremonia, una emotiva declaración de amor y amistad entre todos los presentes, que acabó viéndose reflejada en el libro de firmas en el que todos los invitados participaron. 



Para Vicky, el momento que más temía y que resultó el más emocionante, fue su llegada a la ceremonia, donde pudo ver la reacción de Juan al verla, que esperaba ansioso para darse el "sí, quiero". Según sus propias palabras: "para mí merece la pena casarse sólo por vivir ese instante que yo no puedo comparar con ningún otro".


La decoración minimalista la creamos a base de colores azulones y amarillos con modernos jarrones llenos de orquídeas wanda y limones. El panel de invitados fue una continuación de la propia decoración de la boda, un original bodegón de flores y frutas donde la disposición de mesas estaba en diferentes alturas y a modo de recordatorios de notas los cartelitos.
Como era verano, pusimos a disposición de los invitados pai-pais que les ayudaron a sofocar el calor de junio y les regalamos mini burbujeros para lanzarles pompas a los novios a su salida como recién casados. Causaron furor entre algún niño de la boda y los no tan niños…

 
Durante el cocktail, un saxo en directo hizo las delicias de los allí presentes con su swing y las versiones de las canciones favoritas de los novios.

  
Tras el cátering, llegó el momento de ocupar asiento para disfrutar al aire libre de la riquísima cena. Como veis, Vicky cambió su tocado por otro más sencillo y desenfadado para el resto de la noche.


Ya en la fiesta, los novios abrieron el baile acompañados de cientos de bengalas que repartimos para crear un cielo estrellado interior.

Los mini cupcakes son obra de la genial repostera Paula, de Cream Bakery, que pusimos como recena junto con chuches de colores azules y amarillos para seguir con la tónica de la boda. ¡Una delicia a la que nadie pudo resistirse!


Y por supuesto un imprescindible photocall hizo las maravillas de todos los invitados, que se lo pasaron en grande.


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